...aún estoy entreabriendo los ojos y volviendo de mi breve reposo ulterior cuando entra otro ser, más encolerizado que el anterior, y repite la misma operación, nefasta para mi casi inagotable paz interior... y yo me pregunto, ¿¿es que acaso tengo cara de papelera de reciclaje o mi espalda les recuerda al muro de las lamentaciones??, me provocan un agotamiento psíquico fuera de lo común... todos los días la misma historia... quiero renunciar, oiga, ¿¿a quién tengo que dirijirme??, es que al final, la que acaba mal soy yo, que no me sometan a esto porque no estoy por la labor, que si lo llego a saber no vengo y no me provoquen que no me cuesta nada irme por donde he venido... ¡he dicho!
Que dejen ya de quejarse a mí, de hacer ese ruido molesto, ese tan incómodo y devastador para mis sentidos... llega por fin el fin de semana, encuentro la paz que necesito para desintoxicarme de tanta negatividad y pesadumbre que me rodea para el lunes volver a empezar... qué pereza me da este lugar... y qué vidas tan vacías tienen algunos que solo saben hablar de las de los demás y de su propio ombligo, qué desilusión y qué pena de espacio inútil habitado por seres como estos... los "homo in-sapiens".
Yo no soy ni mucho menos perfecta, tampoco lo pretendo ser pero no me creo tan egoísta e insensible, en fin... ¡paz! y a ver si alguien se equivoca un día de sala y me regala una sonrisa, una historia alegre, trae buenas noticias, que también las tiene que haber, o simplemente me habla de algo intrascendental, mientras tanto, hago lo posible por hacerme impermeable a tanta estupidez y conversación hueca que no transmite nada más que desorden y ruido, como el que hace cuando se pisa el vidrio roto. Cada vez me cuesta más sonreir, ésta ya no es tan nítida, se va haciendo borrosa... y lo más triste, es que yo no soy así.