24 agosto 2009

Soltando cuerda

¡Menudo lío y yo con estos pelos!... pasa el tiempo, inconscientemente casi siempre esperando algo que, a veces llega, otras veces no o lo hace pero en un formato de difícil lectura por desactualización o incompatibilidad de software y que puede dar lugar a error... yo pensaba, yo creía, ¡ah!, pero yo daba por hecho que... el lenguaje verbal y no verbal, que tienen multitud e interpretaciones varias, digo yo. Eso sí, uno se apunta a la más enrevesada por eso de que "piensa mal y acertarás", por algo se dirá, yo por si acaso me cubro las espaldas que para recular siempre hay tiempo.


Piensas en lo que sientes, en lo que recibes, en lo que has dado, ¿craso error?, te sugestionas, intentas convencerte pero antes le vuelves a dar otra vuelta por si se te escapara algo... siempre se escapa algo... suspiras intentando deshacer ese nudo entre pecho y garganta, te sientes frustrado porque no sabes si estás siendo justo y objetivo... el caso es que no te encuentras, te sientes como desubicado, más fuera que dentro pero solo a ratos...


Qué dificil es mantenerse siempre sincero, tanto que, llega a agotar... ¿qué te pasa?, nada... y sé que no insistirás porque si rascas, encuentras, y no tienes el horno pa' bollos... ahora, que si confieso, es más de lo mismo y yo tampoco tengo ganas de jaleo. El caso es que visto lo visto, uno se lía la manta a la cabeza una vez más, pasa el chaparrón como puede y se hace un poco más de callito, que nunca viene mal.


Viene bien soltar cuerda de vez en cuando, nadie dijo que sería fácil... son etapas, épocas, momentos cíclicos que refuerzan o vencen a partes iguales, dinámico, voluble... ¿por qué aquí y ahora?, y ¿porqué no?, soltando cuerda...

21 abril 2009

D.O.A.

...son pasadas las 7 de la tarde, jornada de trabajo intensa pero productiva, estoy algo cansada, podría volver en Metro pero, como cada día, regreso andando, me vendrá bien un poco de aire fresco de camino a casa... me coloco los cascos de mi iPod, esta canción no me apetece ahora... esta tampoco... paso tres de golpe hasta que decido escuchar una de Facto de la Fe, me relaja.



Salgo a la calle y el sol, que ya está a medio gas, me da de refilón cegándome parcialmente hasta que alcanzo la sombra; toda la acera está vallada, donde había asfalto ahora hay grandes zanjas por las obras, es una de tantas calles que van a hacer peatonal, ¡bien! pero mientras trabajan, el ruido, el polvo y las incomodidades son molestas pero no pasa nada.




Doblo la esquina y aparezco en un punto de la arteria de Gran Vía, una disparatada orquesta improvisada de inmigrantes con la cara curtida me induce a girar la cabeza y les observo mientras espero a que el semáforo cambie de color. Al igual que yo, el resto de peatones toma sus posiciones a un palmo del bordillo que nos separa de la calzada sucia, quebrada, parcheada y descolorida. Algunos meten el codo disimuladamente, el bolso, al niño, el carrito... cualquier cosa con tal de ponerse por delante y, como en una carrera de fondo y, al gesto de aprobación del policía de turno que está en medio de la corriente de vehículos y humo irrespirable, nos abalanzamos a la vez que los de la acera de en frente hacen lo mismo en nuestra dirección. Nos impedímos avanzar los unos a los otros, nos regateamos, ¡uy! perdón... y te haces camino mientras, para aumentar el nivel de competición entre los transeúntes, parpadea y silba al compás el dichoso muñequito verde, piu-piu, piu-piu, piu-piu... y vas conteniendo la respiración para no inhalar la contaminación que fluye a raudales por doquier, por fin consigues tu objetivo que no es otro que el de llegar a la otra parte de la calle de una pieza.

Tiendas que, por su dimensión, parecen centros comerciales, terrazas abarrotadas de guiris y producto nacional, cines de antaño repletos de personitas de la 3ª edad, más coches, más bicis, cientos de peatones, unos a la carrera, otros de miranda... mientras observo todo lo que me rodea y a la vez que intento concentrarme en la música para evadirme un poco de esta marabunta, sigo subiendo hasta que llego al nacimiento de la calle Fuencarral que, todo sea dicho, también está en obras en algunos tramos. ¡Esto sí que es una batalla de las de no olvidarte el avituallamiento por si las moscas! Esquivo cubos de basura arqueando el cuerpo como si estuviera bailando break dance al mismo tiempo que hago lo propio para evitar choques frontales y/o laterales con la gente, no siempre con éxito.



Esta calle es famosa por su gran variedad de tiendas aunque es complicado disfrutar de cualquier escaparate teniendo tantos humanos que sortear pero poco a poco y, para colmo en cuesta arriba, voy dejando atrás mis pasos, ag, ag, ag... Voy pensando que cuando consiga llegar a casa, lo primero que haré será deshacerme de los dichosos zapatos. Tanto trasiego hace que, en ocasiones, olvide que llevo el ceño fruncido por el tran-trán al que soy sometida hasta llegar a mi destino, que hay días en los que parece una prueba como otra cualquiera del mítico "Humor amarillo", que no dejo de mirar en las esquinas por si alguien me estuviera esperando con una botella de Aquarius o similar, ¡qué fatiga!



¡No me lo puedo creer!, después de 30' de gymkana urbana por fin estoy en casa... ¡Aaaaaahhhhhh, hogar, dulce hogar!

08 febrero 2009

Agua clara, chocolate espeso

Estoy contenta, satisfecha y confiada pues las cosas me van bien en general y no me puedo quejar, ¿qué significa eso?, que lo que no quiero que me haga sentir mal, perdure. Llevaba tiempo buscando un cambio y, casi sin darme cuenta, por fin ha llegado.


En el fondo sabía que la situación en la que estaba no duraría eternamente, nada lo hace, pero, hasta que ha llegado, se ha hecho muy larga la espera. Nunca sabes cuándo aparecerá tu oportunidad, cuándo podrás dar el salto y, no sé cómo, pero llega. Tengo una teoría que intento aplicar: "Si algo no te gusta, ¡cámbialo!"


Hacía tiempo que no estaba a gusto, no me sentía cómoda y en absoluto identificada con las personas que me rodeaban así como su filosofía de vida. Me resultan hipócritas, ignorantes, arrogantes, vanidosas, huecas, frívolas, insulsas, llanas, chantagistas, promotoras del miedo, como dije en otro post, gente poluta y tóxica que ensucia, que envenena, ladrones de sonrisas, de luces en la mirada y podría seguir...


Siento un gran alivio y una gran suerte dejando todo eso atrás, en manos del pasado que todo lo engulle, que todo lo transforma porque sé que, a partir de ahora, mi vida, que no era del todo mía, pues casi me estaba abandonando, va a cambiar porque así lo quiero y porque los factores se me antojan favorables. Es posible que, en la mayoría de los casos, uno elija cómo se siente y/o en qué grado le afectan las cosas pero es que ya no me quedaban fuerzas para mantenerme en estado puro. Tal vez las emociones sean controlables pero los sentimientos no y esto estaba penetrando en lo más profundo de los míos.


Ha sido demasiado tiempo, demasiados frentes con los que batallar, uno acaba tirando la toalla y, aunque no acabes siendo uno de ellos, te afecta, ¡vaya que si te afecta!... lo somatizas y te conviertes en lo que no eres, en un ente que ficha por la mañana, mata el tiempo lo mejor que puede y ficha de nuevo por la tarde y así hasta que llega el fin de semana y pasa otro mes y otro año y cuando te quieres dar cuenta, ya ha pasado demasiado... entonces un día te levantas y te planteas si vale la pena, si no podrías desear y merecer algo mejor. Sé que habría gente que, muy probablemente, haría cualquier cosa por estar allí pero, por fortuna, ¡para gustos los colores!


Para llegar a la conclusión de que ya no hay nada que me retenga, me hago la siguiente pregunta, ¿qué me ofrece esto hoy? y, sobretodo, ¿me queda algo por ofrecer a mí?, son reflexiones que me ayudan a elegir cuando siento que ha llegado el momento de dejar atrás personas, lugares, etapas... y me funciona porque me ilumina la mente, lo razono, lo esquematizo, voy a por ello y no paro hasta conseguirlo y aquí estoy, desahogándome tan a gustito en mi blog y pasando página alegremente. Voy cumpliendo sueños, objetivos, me siento plena y, poco a poco, voy dándole forma a mi vida, intento vivirla como quiero y elegir lo que más me conviene, en la medida de lo posible y de mis posibilidades y limitaciones, pero siempre en concordancia con mis principios y forma de entender la vida.


Por supuesto que he considerado la opción de que la experiencia no sea la esperada pero, en ningún caso y bajo ninguna circunstancia, lo llamaría "equivocación". Además, ¿eso qué importa?, sé que habrá otras opciones, a cada cosa, su momento y ahora es lo que tengo entre manos y es lo que quiero porque lo he elegido así. Soy consciente de que sacrifico cosas buenas pero son solo eso, cosas, también sé que ganaré muchas otras y que al final el esfuerzo compensará y equilibrará la balanza.


Lo único que deseo es continuar aprendiendo, sentir que progreso a nivel personal y que cuando me encuentre algo que no me guste, pueda seguir cambiándolo.