21 noviembre 2008

¡¡Hocus Pocus!!

...la cama estaba helada, hasta tal punto, que cortaba la respiración, una sensación no muy distinta a otras noches, aunque ayer estaba especialmente fría. Tras varios días fuera de casa el frío se había colado entre las sábanas haciéndose notar en mis cálcicos huesos. Intento acurrucarme, taparme casi hasta la cabeza, ya poco me queda para desaparecer bajo el edredón y procuro acotar los movimientos para evitar que el insignificante calor generado se escape.

Permanezco inmóvil, me cuesta conciliar el sueño, han sido unos días difíciles, tengo que madrugar para ir a trabajar y me esfuerzo por ganarle tiempo a la noche. Cierro los ojos y dejo que él venga a por mí, parece que viene y me lleva poco a poco, sigo oyendo ruidos en la distancia pero el ritmo de mi respiración decrece y finalmente me entrego al mundo de los sueños... una vez más, ese alguien me ha visitado, no distiguiéndo si soy yo la que le aclama o es él el que me busca, lo interpreto como una señal, seguramente errada pero que se repite de vez en cuando, lo dejo pasar...


Como cada mañana suena el despertador, me ha costado levantarme, sentía el cuerpo un tanto desperdigado pero, hago un gran esfuerzo y rompo con el calor que me alberga mi envolvente catre; me dirijo a la cocina desorientada y, aún aturdida, me preparo un café que me ponga en marcha...

...cierro la puerta de casa tras de mí, bajo las escaleras como un ente, atravieso el largo pasillo que me separa del portal, salgo a la calle, la gélida mañana me azota sin piedad, mis ojos aún están hinchados y pasarán horas hasta que el gesto de mi cara recobre la tensión por el ruido de los coches y el trasiego de la gente con la que me cruzo y esquivo. Tras un escueto y desperezante paseo, llego a la oficina...

...hoy me siento un tanto desubicada, extraña en mi rutina habitual, "será producto del cansancio", me he dicho a mí misma. He hecho amago de llamar por teléfono hasta en tres ocasiones, después de marcar he colgado y he pensado: "paso, hoy no tengo ganas". El tiempo ha pasado demasiado lento, tenía muchas cosas atrasadas de estos días que, en otras circunstancias hubieran contribuído a que las horas hubieran volado pero hoy no ha sido así. Tenía la sensación de llevar mucho tiempo allí sentada, miro de reojo el reloj y tan solo eran las 11:37am: "puff, me queda todo el día por delante y hoy no puedo con la pereza y la desgana". Aún así, he tratado de mantenerme ocupada y evitar espiar los minutos para no caer en la inercia y hacer más presentes esos números digitales que nos marcan tanto las pautas, las costumbres, las obligaciones...
Por fin ha llegado la hora de comer, la de romper con la monotonía, le doy la bienvenida al ecuador del día, pronto pasará la tarde, la mitad del recorrido ya está hecho, a duras penas pero, sé a ciencia cierta que ya no volverá atrás, no hoy... Llega la tan esperada tarde y entre mails, llamadas y facturas reservo un espacio de mi racional cerebro y le pongo a pensar en una palabra mágica que pueda funcionar para hacer y deshacer, frenar y acelerar el tiempo, los hechos y momentos a nuestro antojo, para manipular los acontecimientos de la vida cotidiana... soy consciente de que es una niñería pero mientras tanto me entretengo con esta tarea que elijo libremente para comerme el tiempo que resta.

Me vienen a la cabeza palabras simples, compuestas, todas absurdas y sin sentido alguno, me río por dentro, me hace gracia estar pensando en esto, hasta que de pronto, no recuerdo dónde la escuché antes pero me debió llamar la atención, me digo: "Hocus Pocus", esa ha de ser la que me sirva de ahora en adelante, cada vez que quiera dejar de ver o escuchar me la diré y así ha de funcionar... puedes tomarla prestada si quieres pero ten cuidado no sea que al pronunciarla, tus deseos se hagan realidad...

14 noviembre 2008

Tengo una misión...

No recuerdo el inicio de mi creación ni tan siquiera el momento desde que soy consciente de mi propia existencia, aunque algo en mi interior me hace pensar que debo de llevar por aquí desde siempre... Siento que llevo en este mundo más tiempo del que me gustaría y presiento que hace milenios inicié un viaje muy largo y sin retorno en el que entraré y saldré de muchas vidas sin ser dueña de esta elección, no hay selección previa, solo estaré allí donde me requieran o no haya sitio para nadie más... temida, volátil, repudiada, aclamada, amarga, dulce, pura, dura, finita para algunos, infinita para todos.


Ciudadana del mundo, acompaño a personas de todas las edades, sexos, etnias y clases sociales. Fiel amante e inseparable de algunos físicamente acompañados por otros pero que se refugian en mí y se abandonan, sin demasiada resistencia, al cobijo de mis lazos invisibles a la vez que fríamente tangibles. Si eres buen observador, podrás verme como un reflejo palpable en lo más profundo de sus almas, en sus apáticos rostros, en sus tristes miradas, en sus cuerpos enjutos, en sus conductas, en sus palabras mudas, en sus gestos lánguidos porque cuando estoy, lo ocupo todo... a veces estoy hasta el final de los días, hasta que la materia expira.

Los hay que eligen mi compañía libremente sin ser para ellos necesariamente perjudicial y otros me encuentran con perplejidad en su camino sin saber cómo sacarme de él, porque llegué, aparecí por sorpresa... Hay ocasiones en las que cohabito en la misma morada con la ira, la rabia, la incomprensión, la frustración pero esas son compañías de otra índole. En muchos de los sitios en los que resido no quiero quedarme pero no soy yo la que decido, mi visita dura lo que decida el continente.

No siento miedo pero lo transmito, no lloro pero derraman lágrimas cuando estoy ahí, a veces tengo la sensación de que soy la causa de esas emociones. No lo tengo muy probado pero me temo que también puedo fusionarme con el mundo animal, nunca lo sabré pero lo intuyo...

Con el tiempo he llegado a entender que a veces soy necesaria, que ayudo a despejar dudas, a provocar reencuentros propios y ajenos y que no siempre mi presencia representa una compañía hostil. ¿Sabes ya cuál es mi nombre?, estoy convencida de que nos hemos cruzado alguna vez o que has oído hablar de mí... si no es así, prefiero que nunca me conozcas si ese es tu deseo, si esa es tu elección pero si, por el contrario, me necesitas para reencontrarte a ti mismo o recuperar tu espacio, solo tienes que pronunciar mi nombre y allí estaré y me quedaré el tiempo que tú quieras, guardando silencio...