In Random Mode
18 enero 2010
La roca suicida
"claro, seguro que sí aunque no estoy segura de poder hacerlo... ¡tengo miedo!"
Lo sé, lo sé, pero ya lo hemos hablado y creía que era ésto lo que querías, ¿y ahora?, ya no hay tiempo de volver atrás, demasiado tarde para retroceder, tenemos que continuar...
"pero..."
¡No!, ya sé lo que me vas a decir, tienes que ser fuerte... apaga la luz, respira hondo e intenta dormir, mañana por la mañana me ocupo de todo.
...
"¿recuerdas lo que te leí ayer?, necesito volver a hacerlo"
Tranquila, yo lo busco y lo traigo, no te levantes, ya sabes que no te conviene...
"¿crees que mañana brillará el sol?"
Estoy seguro, tanto como brillan ahora tus ojos...
"no tardes, tengo frío..."
Vuelvo en seguida, no temas...
...
Te dije que no tardaría... ¡estás helada!, te dejo mi manta, espero que sea suficiente...
...
...
...
24 agosto 2009
Soltando cuerda
Qué dificil es mantenerse siempre sincero, tanto que, llega a agotar... ¿qué te pasa?, nada... y sé que no insistirás porque si rascas, encuentras, y no tienes el horno pa' bollos... ahora, que si confieso, es más de lo mismo y yo tampoco tengo ganas de jaleo. El caso es que visto lo visto, uno se lía la manta a la cabeza una vez más, pasa el chaparrón como puede y se hace un poco más de callito, que nunca viene mal.
Viene bien soltar cuerda de vez en cuando, nadie dijo que sería fácil... son etapas, épocas, momentos cíclicos que refuerzan o vencen a partes iguales, dinámico, voluble... ¿por qué aquí y ahora?, y ¿porqué no?, soltando cuerda...
21 abril 2009
D.O.A.
Salgo a la calle y el sol, que ya está a medio gas, me da de refilón cegándome parcialmente hasta que alcanzo la sombra; toda la acera está vallada, donde había asfalto ahora hay grandes zanjas por las obras, es una de tantas calles que van a hacer peatonal, ¡bien! pero mientras trabajan, el ruido, el polvo y las incomodidades son molestas pero no pasa nada.
Doblo la esquina y aparezco en un punto de la arteria de Gran Vía, una disparatada orquesta improvisada de inmigrantes con la cara curtida me induce a girar la cabeza y les observo mientras espero a que el semáforo cambie de color. Al igual que yo, el resto de peatones toma sus posiciones a un palmo del bordillo que nos separa de la calzada sucia, quebrada, parcheada y descolorida. Algunos meten el codo disimuladamente, el bolso, al niño, el carrito... cualquier cosa con tal de ponerse por delante y, como en una carrera de fondo y, al gesto de aprobación del policía de turno que está en medio de la corriente de vehículos y humo irrespirable, nos abalanzamos a la vez que los de la acera de en frente hacen lo mismo en nuestra dirección. Nos impedímos avanzar los unos a los otros, nos regateamos, ¡uy! perdón... y te haces camino mientras, para aumentar el nivel de competición entre los transeúntes, parpadea y silba al compás el dichoso muñequito verde, piu-piu, piu-piu, piu-piu... y vas conteniendo la respiración para no inhalar la contaminación que fluye a raudales por doquier, por fin consigues tu objetivo que no es otro que el de llegar a la otra parte de la calle de una pieza.
Tiendas que, por su dimensión, parecen centros comerciales, terrazas abarrotadas de guiris y producto nacional, cines de antaño repletos de personitas de la 3ª edad, más coches, más bicis, cientos de peatones, unos a la carrera, otros de miranda... mientras observo todo lo que me rodea y a la vez que intento concentrarme en la música para evadirme un poco de esta marabunta, sigo subiendo hasta que llego al nacimiento de la calle Fuencarral que, todo sea dicho, también está en obras en algunos tramos. ¡Esto sí que es una batalla de las de no olvidarte el avituallamiento por si las moscas! Esquivo cubos de basura arqueando el cuerpo como si estuviera bailando break dance al mismo tiempo que hago lo propio para evitar choques frontales y/o laterales con la gente, no siempre con éxito.
Esta calle es famosa por su gran variedad de tiendas aunque es complicado disfrutar de cualquier escaparate teniendo tantos humanos que sortear pero poco a poco y, para colmo en cuesta arriba, voy dejando atrás mis pasos, ag, ag, ag... Voy pensando que cuando consiga llegar a casa, lo primero que haré será deshacerme de los dichosos zapatos. Tanto trasiego hace que, en ocasiones, olvide que llevo el ceño fruncido por el tran-trán al que soy sometida hasta llegar a mi destino, que hay días en los que parece una prueba como otra cualquiera del mítico "Humor amarillo", que no dejo de mirar en las esquinas por si alguien me estuviera esperando con una botella de Aquarius o similar, ¡qué fatiga!
¡No me lo puedo creer!, después de 30' de gymkana urbana por fin estoy en casa... ¡Aaaaaahhhhhh, hogar, dulce hogar!
08 febrero 2009
Agua clara, chocolate espeso
Hacía tiempo que no estaba a gusto, no me sentía cómoda y en absoluto identificada con las personas que me rodeaban así como su filosofía de vida. Me resultan hipócritas, ignorantes, arrogantes, vanidosas, huecas, frívolas, insulsas, llanas, chantagistas, promotoras del miedo, como dije en otro post, gente poluta y tóxica que ensucia, que envenena, ladrones de sonrisas, de luces en la mirada y podría seguir...
21 noviembre 2008
¡¡Hocus Pocus!!
14 noviembre 2008
Tengo una misión...
Ciudadana del mundo, acompaño a personas de todas las edades, sexos, etnias y clases sociales. Fiel amante e inseparable de algunos físicamente acompañados por otros pero que se refugian en mí y se abandonan, sin demasiada resistencia, al cobijo de mis lazos invisibles a la vez que fríamente tangibles. Si eres buen observador, podrás verme como un reflejo palpable en lo más profundo de sus almas, en sus apáticos rostros, en sus tristes miradas, en sus cuerpos enjutos, en sus conductas, en sus palabras mudas, en sus gestos lánguidos porque cuando estoy, lo ocupo todo... a veces estoy hasta el final de los días, hasta que la materia expira.
Los hay que eligen mi compañía libremente sin ser para ellos necesariamente perjudicial y otros me encuentran con perplejidad en su camino sin saber cómo sacarme de él, porque llegué, aparecí por sorpresa... Hay ocasiones en las que cohabito en la misma morada con la ira, la rabia, la incomprensión, la frustración pero esas son compañías de otra índole. En muchos de los sitios en los que resido no quiero quedarme pero no soy yo la que decido, mi visita dura lo que decida el continente.
Con el tiempo he llegado a entender que a veces soy necesaria, que ayudo a despejar dudas, a provocar reencuentros propios y ajenos y que no siempre mi presencia representa una compañía hostil. ¿Sabes ya cuál es mi nombre?, estoy convencida de que nos hemos cruzado alguna vez o que has oído hablar de mí... si no es así, prefiero que nunca me conozcas si ese es tu deseo, si esa es tu elección pero si, por el contrario, me necesitas para reencontrarte a ti mismo o recuperar tu espacio, solo tienes que pronunciar mi nombre y allí estaré y me quedaré el tiempo que tú quieras, guardando silencio...